Inválidos de la sexualidad (Segunda parte)
Lucia es una autora de libros para niños, de 30 años, tan elegante y atractiva que se diría que es una actriz. Luego de varios años de luchar para abrirse paso como escritora, ha comenzado a publicar libros con regularidad e incluso ha ganado un par de premios. Debería sentirse la mujer más feliz del mundo.
En lugar de ello, está pensando en irse del país y cambiar de nombre, solamente para escapar de Mauro, su pareja.
"Nos conocimos en una fiesta -me contó Lucia- y nos sentimos atraídos recíprocamente de inmediato. Mauro era encantador, ingenioso, tenía una conversación muy interesante y era un hombre increíblemente sensual, pero bajo esa apariencia pude percibir una melancolía oculta y una enorme vulnerabilidad. Me di cuenta que era un hombre que no iba a tratar de dirigir mi vida. Pero, ¿Cómo podía saber que él estaba buscando una mujer que dirigiera la suya?"
Mauro resultó ser un amante habilidoso y experimentado que podía seducir a una mujer no sólo con su conversación, sino también en la cama.
"¿Cómo podría resistirme a un hombre que era capaz de hacer el amor carnal durante horas? -reflexiona amargamente Lucia-. Tenía iniciativa y entusiasmo, le gustaba probar toda clase de nuevas experiencias."
¡"Gustaba" es la palabra justa!
En un abrir y cerrar de ojos Lucia y Mauro pasaron a vivir juntos. Entre un empleo y otro, Mauro se avino a encargarse de las compras, la limpieza y la cocina para que Lucia tuviera más tiempo para escribir. Dado que ella ganaría suficiente dinero para mantenerlos a los dos, era necesario que así fuera. "No me importaba -dice ella con una sonrisa triste-. ¿Querrá usted creer que el arreglo me hacía sentir liberada?".
No obstante, cuando las relaciones parecían haberse afirmado, Mauro se volvió repentinamente impotente.
"Ya no me siento un hombre -repetía constantemente-. Quizás si me presentaras a alguno de tus amigos y me consiguieras un empleo en la editorial, recuperaría mi virilidad."
Sin embargo, cada vez que Lucia le indicaba una posibilidad de empleo, Mauro se negaba a aprovecharla, diciéndole que tampoco se sentía como un hombre recogiendo migajas que su pareja le arrojara. Comenzó a sufrir constante ansiedad y Lucia a pasar cada vez más tiempo del que debía dedicar al trabajo tratando de consolarlo. "Me era imposible cumplir un plazo tras otro y, poco a poco dejé de recibir encargos de trabajo."
Vivir con un adulto que exigía la misma atención que un bebé no era tan terrible, al principio. Lucia sentía que Mauro la necesitaba, y ello le agradaba; si ella no desempeñaba el papel de una psicoterapeuta Mauro no podía sobrevivir. No obstante, poco a poco sus "crisis" a adquirir un matiz distinto. Mauro comenzó a echarle la culpa a Lucia por todo lo malo que le sucedía. "Según él, era mi culpa que él se hubiera vuelto impotente. Si yo no hubiera sido una harpía castradora él podría haber sido un verdadero hombre."
Poco después Lucia se enteró de que Mauro había estado hablando con algunos amigos comunes, quejándose amargamente de la forma en que Lucia lo maltrataba y lo mantenía prisionero en su apartamento. Fue entonces cuando Lucia dejó de sentir lástima por él, pero aún así no podía liberarse de su amante. "Trate de convencerlo de que lo mejor para ambos sería separarnos, pero él lloraba como un niño y entonces recuperaba sus erecciones. Naturalmente, en el mismo momento en que yo le aseguraba que podía quedarse, se volvía nuevamente impotente."
"Me sentía constantemente abrumada por la responsabilidad. Quizás era cierto que yo lo había transformado en un inválido sexual. El seguía insistiendo en mencionar todas las cosas mezquinas y egoístas que yo le había hecho y dicho y me hacía sentir culpable siempre". En un momento de desesperación, Lucia llamó a la ex esposa de Mauro y le preguntó por qué había fracasado su primero matrimonio. Resultó que Mauro era un experto en fabricar "crisis" e impotencia. Incluso cuando Lucia finalmente se fue del apartamento, Mauro continuaba llamándola para implorarle que volvieran a vivir juntos.
Para un hombre como Mauro, la debilidad y el desamparo no son una cosa lamentable; son instrumentos para lograr lo que desean y evitar asumir responsabilidad por sus propios actos. Como, a su juicio, todo lo malo que le sucede es culpa de su esposa o de su amante, no se considera obligado a cambiar su conducta en lo más mínimo. Cree que simplemente puede fingir otra crisis de ansiedad, obtener así una cierta compasión por parte de su pareja y en última instancia dominarla comportándose como un niño malcriado.
"No es que estas personas tan propensas a transformarse en mártires hayan elaborado en un momento dado un ingenioso plan para obtener todo lo que quieren -nos explica un terapeuta-. Sus actitudes se derivan de sus experiencias infantiles. Por lo general, cuando niños, los estimulaban para que fueran irresponsables. Cuando querían que su papá o su mamá los salvara de las consecuencias de sus propios errores, sus padres corrían al rescate. Si no hacían sus tareas escolares, mamá la hacía en su lugar.
Cuando destrozaban su coche, papá pagaba las cuentas. Siempre que cometían algún error, tenían a su lado a alguien que corría a repararlo. Finalmente, terminan por aprender a cometer errores de forma deliberada, pues es la manera de obtener la atención que desean."
La mayoría de nosotros nos transformamos en víctimas de una situación que no tiene control sobre lo que sucede, pero en la vida no siempre es posible evitar estas situaciones. Sin embargo, hay algunas personas que prácticamente se transforman en "víctimas profesionales". Casi puede decirse que se trata de un arte que llegan a dominar completamente. Parece que tuvieran una habilidad especial para enlazar una situación tras otra como quien enhebra las cuerdas de un collar, hasta que su vida se transforma en una colección de fracasos.
Por lo general, cuando hablan de su trágica vida, hacen recaer la culpa sobre alguien. ¡A veces también pudo haber sido el destino! Aunque habitualmente se aprovechan de sus salvadores, estos mártires profesionales siempre ofrecen algo a cambio.
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