¿El frío nos vuelve más holgazanes?

Llegó el esperado invierno a Paraguay. Muchos lo esperamos por ese amor incondicional hacia las temperaturas bajas, o tal vez lo que nos hace deleitar con mas algarabía esta brisa invernal es que estamos sinceramente podridos del calor que nos consume todo el año. Dicho sea de paso o paso sea de dicho, hay mucha gente que no opina lo mismo, acostumbrados y eternizados a convivir con la calidez de un sol que nos rostiza cada verano e incluso en invierno. Creí que no llegaría el invierno de hace 10 años, como cuando me tapaba con 15 frazadas y aun así sentía frío... Pero llegó, y todo se bañó en un tinte, pues si habría que decirlo, "Londinense". 

No podía dejar pasar esta oportunidad, tenía que escribirlo. Sí, yo, al igual que quizás tú, disfruto el frío con aferrada admiración y un poco de melancolía porque se va a acabar. No hoy, tampoco mañana, pero en pocos días volveremos a los mosquitos, saunas y al bronceado obligatorio del calor.

No es que nos vuelva más holgazanes, es que estos días se esfuman como la escarcha que sobre el suelo estuvo en las mañanas. La había visto, pero ya no está... tan triste como eso.

Una mañana fría o una noche como la de ahora es cuando me encuentro escribiendo sobre este inefable amor que se marchita, pues en Paraguay el invierno no es tradición y mi corazón lo sufre cada año. 

Una ducha cálida en un ambiente polar es el éxtasis de las sensaciones donde la conciencia de nuestra vida misma se nos revela en el vapor del chapuzón. 

Quisiera descansar en el lecho de las frazadas tanto tiempo como se me plazca, agrietar el tiempo y pasar la noche junto a la ventana helada toda la eternidad. 

El pasaje de la lectura que más me gusta se transforma en un viaje, tan profundo en cada palabra que congela la mente y da la sensación de que el tiempo no es otra cosa más que solo una palabra. 

Cuando llega la hora de la responsabilidad me es inútil intentar no fracasar pues para esa hora ya me he convertido en un oso polar, dispuesto a invernar. 

¿El frío me vuelve holgazán? Oh no, tal vez simplemente me guste disfrutar cada instante de su efímera estadía.